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Nada como este cuadro de Ivana Kobilca (La bebedora de café-1888) permite reflejar mejor la estrecha y fecunda relación que café y arte han sostenido a lo largo del tiempo entre nosotros. Pintor, músico, escritor y, ahora también, barista, el ser humano ha encontrado suficientes motivos para asociar su genio creativo y creador a tan artística bebida.
Sobran los ejemplos.
En el número del mes de junio de la revista Forbes aparece el perfil titulado “El buen café, ese gran desconocido… hasta ahora”.
Cuando esta afamada publicación, especializada en el mundo financiero y de los negocios, decide dedicar un espacio a un emprendedor, a su empresa y al producto o servicio que comercializa, alguna razón de peso debe existir.
En el caso de Fernando Rosillo-Daoíz, director general y fundador de Mokka, empresa comercializadora de café y té de calidad, las razones saben, huelen a exclusividad.